No supe de qué iba el Rey León hasta hace poco. Antes de que se me eche encima toda la comunidad Disney voy a dar mis explicaciones, si es que eso va a servir de algo. De pequeño imitaba a artistas delante de la tele. No de manera cutre, ¿eh? Con mi microfonito y mi guitarrita de juguete, cuidando los detalles. No vi ni una película infantil, pero me aprendí todas las canciones de Alejandro Sanz. Años después cambié la guitarra de plástico por una de madera sin saber que estaba entablando la relación más estable (aquí hay matices) y más sincera que he tenido. La música se convirtió en mi refugio y no podía dejar de pasar tiempo con ella. Por eso hice un pequeño cambio de planes y me vine a Madrid, porque al mundo hemos venido a jugar. Mi plan A inicial estaba muy alejado de las partituras, los acordes raros y la expresión artística como estilo de vida. Convertí en mi obsesión todo aquello que hasta entonces había sido mi hobby, transformando algo que ni si quiera había pensado como opción en mi plan A. Puse en marcha mi proyecto, conocí a gente muy guay, di mis primeros conciertos y me saqué un título que dice que soy músico profesional (aquí hay matices también).
Quizás esta historia no te levanta de la silla, pero bueno es mi historia y te la estoy contando porque esto es un blog para que yo cuente mis cosas y estas son mis cosas.
Ahora sí, te doy la bienvenida a mi página web (que es a mi padre lo que a mí la música: obsesión), donde espero poder compartir contigo este camino. Mis canciones, mi música… Yo que sé. No tengo ni idea de cuántos capítulos le quedan a este viaje, pero me encantaría que me acompañaras. Porque, por si no ha quedado claro, no tengo plan B.